LEYENDO EL PERIODICO ME ENCUENTRO EL SIGUIENTE ARTICULO DE:
GUILLERMO GUERRERO
LO COPIO INTEGRO
Frank Frazetta: el pintor fantástico
“Espero que mi trabajo haya inspirado a los jóvenes artistas. Traté siempre de mantener mi libertad y siento que esa fue una de las razones por las que me volví exitoso”.
En los años ochenta había pocas opciones para enchular los cuadernos de la secundaria: o se les pegoteaba un cromo de doña Josefa Ortiz o se usaban calcomanías de los Cariñositos. Otra opción era conseguir casi a escondidas unas estampitas muy valoradas: guerreros destripando monstruos, mujeres de traseros y senos prominentes o animales inexistentes. Esos dibujos eran moneda de trueque entre los escolapios, ilustraciones que tenían algo erótico y sangriento a la vez. Si uno se fijaba bien, unos pequeños trazos en la base del dibujo indicaban la firma del autor; años después sabría que esos tesoros de mi juventud los dibujaba el maestro Frank Frazetta.
Frazetta, murió el lunes pasado, a los 82 años. Fue un artista único. Desde joven supo que su vida era el dibujo, pero a diferencia de sus compañeros de abundante panza, Frank era un tipo musculoso y bien parecido que jugaba beisbol (de hecho estuvo a punto de fichar con los Giants de Nueva York). Dejó el deporte para convertirse en ilustrador, empezando desde abajo, barriendo y borrando el lápiz de otros. Aprovechó su cuerpo como modelo para crear sus primeras obras.
Un día pidió hacer una prueba como dibujante. El editor le reprochó la poca naturalidad en su manejo de la figura humana. Para ayudarlo, le prestó un libro que Frazetta leyó en una noche, copiando cada una de las ilustraciones; al otro día se lo devolvió y al grito de “ya aprendí, gracias” se puso a dibujar profesionalmente. Era obsesivo y perfeccionista. Le gustaba la ciencia ficción, trabajó haciendo cómics, tapas de libros, pósters de películas e ilustraciones para revistas de caballeros (se cuenta que Hugh Hefner, dueño de Playboy, lo rechazó porque era demasiado realista). Le dio personalidad a Tarzán, Buck Rogers y King Kong.
En ese entonces ser dibujante era un poco más difícil que hoy. Sus editores se quedaban siempre con sus originales, que vendían por poco dinero o regalaban a los fans. Eso le molestaba a Frazetta, quien para protestar disminuyó la calidad de sus trabajos y como consecuencia se redujeron sus encargos. Fue una época difícil para él.
En 1964, un tipo llamado James Warren se dio cuenta que era un talento desperdiciado. Dueño de una pequeña editorial, le ofreció a Frank un sueldo decente con la garantía de quedarse con todo lo que hacía. Era lo que necesitaba: en ese momento su carrera despegó ilustrando personajes como Vampirella y Conan, llevándolo a la fama mundial. Años después ya se daba el lujo de hacer ilustraciones sin un tema fijo, para que los editores hicieran historias alrededor de lo que él pintaba.
Dos situaciones marcaron el final de su carrera: en 1986 compró un aguarrás de baja calidad para pintar al óleo. Luego de unas semanas, Frank cayó enfermo sin que nadie supiera la razón. Perdió 25 kilos, quedó hecho un charal. Se le diagnosticó hipertiroidismo, debido a la exposición al solvente y casi pierde la movilidad de su mano derecha (cosa que superó aprendiendo a usar la izquierda).
La otra fue la falta de su esposa Ellen: siempre fue su gran apoyo, fundaron juntos una empresa para comercializar el trabajo de Frank y abrieron un museo dedicado al artista. Al morir ella, los hijos de Frazetta pelearon los derechos de
la obra de su padre, pero el consejo del museo los acusó de conspiración. No está muy claro quién fue el villano de esa historia, pero lo que cierto es que tiempo después un original de Conan fue vendido en un millón de dólares al guitarrista del grupo Metallica, lo cual resultó muy extraño, ya que Ellen y Frazetta nunca permitieron vender una pintura del bárbaro cimeriano.
Sin importar cómo hayan terminado sus días, los admiradores de Frazetta reconocemos su legado como formador de varias generaciones de ilustradores. Su imaginación no tuvo igual: si su trabajo era pintar un demonio, él hacía lo posible por hacerlo aterrador. Si era una escena donde un guerrero le partía el cráneo a un enemigo, la dibujaba para capturar el momento exacto del golpe descabezador. Nos dejó ver, pintura a pintura, todos los mundos que vivían en su imaginación y fue sin duda el maestro definitivo de la fantasía.
7 comentarios:
Por fin se quien fue el chulo que realizaba esas tarjetas.
Gracias.
no manches no sono casi su muerte, que mala pata pero que buenas imagenes nos dejo
saludos
atte EL GERO
tienes razon
aunque era un gran artista en Mexico es poco reconocida su obra
pero vas a cualquier tianguis y ves camisetas estampadas con sus dibujos
tambien los reconoces en los carteles para bailes que pegan en la calle y en las portadas de discos piratas
Ah que caray... excelente artista y casi nadie lo recuerda...
Buck Rogers
Flash Gordon
algo de Vampirela...
RIP.
Muy buen aporte
Maestro su legado nos ha dejado
Descanse en paz
Q mal q se fuera pro su legado es por siempre. Descanse en Paz
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