Hace días que, a la hora de irme al trabajo, noto que hay unas extrañas pisadas en el cofre y techo de mi auto, son huellas con un circulo de aproximadamente 60 o 70 milímetros de diámetro, y con tres líneas en una sola dirección...
Esta es una de las historias más tenebrosas que me han ocurrido, aquí se las platico.
Misterios de la chancla presenta:
Esta es una de las historias más tenebrosas que me han ocurrido, aquí se las platico.
Misterios de la chancla presenta:
El felino del diablo
Miércoles 8:30 a.m. -La sorpresa de lo inesperado-
Después de un buen desayuno de fruti-lupis con leche me dispongo a ir alegremente a mi chamba, bueno no tan alegre, pero me dispongo, cuando antes de subirme al auto veo aquellas marcas de pisadas tan extrañas... de que animal endemoniado serían?... serán... acaso de un ocelote?... no, de esos bichos ya no hay por acá... entonces... que criatura demoníaca osa ensuciar con sus mugrientas patas mi auto?
Jueves 8:55 a.m. -El tiempo apremia-
Chingada madre, es bien tarde, voy a llegar tardísimo a la chamba...
Viernes 6:15 a.m. -La victima-
Salgo como todos los días, y mi sorpresa es mayúscula al descubrir un cadáver a un lado del neumático delantero izquierdo de mi auto... el cadáver de un cauis. Un cauis es un ave muy parecida a lo que todos conocen como un cuervo, y aunque sean genéticamente idénticos, en el resto del mundo es un cuervo, pero en Yucatán es un cauis.
Negro, ensangrentado, con la cabeza casi arrancada y plumas por todos lados. El examen del forense fue totalmente incriminatorio: asesinato. El criminal es un demente, posee garras y filosos colmillos, y lo peor... asesina por placer... a pesar de que el cadáver estaba destrozado, no le hacia falta ni un miembro... el asesino no tenia hambre.
Después de dar cristiana sepultura a la victima (lo metí en la bolsa negra de la basura), me fui a mi trabajo.
Viernes 10:30 p.m. -El grito-
A punto de salir de mi casa, recién bañado, sin rumbo definido, solamente guiado por el hambre y con el olfato alerta a cualquier puesto de dogos que se cruce en mi camino; me subo al auto... y ahí estaba...
Parado sobre el cofre del auto.. volteó a verme, lenta y deliberadamente, como lo hacen todos los felinos del diablo... solamente alcancé a ver dos líneas verdes cortando como con bisturí la oscuridad que me rodeaba... pegué un grito desgarrador y cerré los ojos... cuando los abrí ya había desaparecido.
Con el corazón aun temblando entré corriendo a mi casa, sin hambre, cerré la puerta con doble seguro y apenas alcancé a escuchar un maullido como un grito rompiendo el silencio en toda la privada.
Sábado 8:30 a.m. -La venganza-
Desperté como a las 7:30, bueno, eso de "desperté" es un decir, ya que no pude conciliar el sueño en toda la noche.
Salí a la calle, y fue cuando vi a la bestia dormida placidamente sobre el cofre de mi auto... era negro, delgado, y rumiaba con sonidos extraños mientras dormía. Pasaron por mi mente 100 formas diferentes de acribillarla en ese momento, pero escogí la mejor.
Me acerque lentamente, armado únicamente con mis manos, si habría de vengarme lo haría por mi mismo, como un hombre lo debe de hacer.
Me encontraba ya a menos de un metro de distancia del asesino, entonces coloque mis manos abiertas, una a cada lado de mi boca y grité lo mas fuerte que pude: "EYALEHIJOELACHNGADA!!!"... el pinche gato pego un brinco como de dos metros y se subió por la pared verticalmente quien sabe como chingados, mientras algunos de los vecinos miraban como me quedé en el suelo retorciéndome de risa... jajaja todavía me duele mi riñón jajaja.
Después de un buen desayuno de fruti-lupis con leche me dispongo a ir alegremente a mi chamba, bueno no tan alegre, pero me dispongo, cuando antes de subirme al auto veo aquellas marcas de pisadas tan extrañas... de que animal endemoniado serían?... serán... acaso de un ocelote?... no, de esos bichos ya no hay por acá... entonces... que criatura demoníaca osa ensuciar con sus mugrientas patas mi auto?
Jueves 8:55 a.m. -El tiempo apremia-
Chingada madre, es bien tarde, voy a llegar tardísimo a la chamba...
Viernes 6:15 a.m. -La victima-
Salgo como todos los días, y mi sorpresa es mayúscula al descubrir un cadáver a un lado del neumático delantero izquierdo de mi auto... el cadáver de un cauis. Un cauis es un ave muy parecida a lo que todos conocen como un cuervo, y aunque sean genéticamente idénticos, en el resto del mundo es un cuervo, pero en Yucatán es un cauis.
Negro, ensangrentado, con la cabeza casi arrancada y plumas por todos lados. El examen del forense fue totalmente incriminatorio: asesinato. El criminal es un demente, posee garras y filosos colmillos, y lo peor... asesina por placer... a pesar de que el cadáver estaba destrozado, no le hacia falta ni un miembro... el asesino no tenia hambre.
Después de dar cristiana sepultura a la victima (lo metí en la bolsa negra de la basura), me fui a mi trabajo.
Viernes 10:30 p.m. -El grito-
A punto de salir de mi casa, recién bañado, sin rumbo definido, solamente guiado por el hambre y con el olfato alerta a cualquier puesto de dogos que se cruce en mi camino; me subo al auto... y ahí estaba...
Parado sobre el cofre del auto.. volteó a verme, lenta y deliberadamente, como lo hacen todos los felinos del diablo... solamente alcancé a ver dos líneas verdes cortando como con bisturí la oscuridad que me rodeaba... pegué un grito desgarrador y cerré los ojos... cuando los abrí ya había desaparecido.
Con el corazón aun temblando entré corriendo a mi casa, sin hambre, cerré la puerta con doble seguro y apenas alcancé a escuchar un maullido como un grito rompiendo el silencio en toda la privada.
Sábado 8:30 a.m. -La venganza-
Desperté como a las 7:30, bueno, eso de "desperté" es un decir, ya que no pude conciliar el sueño en toda la noche.
Salí a la calle, y fue cuando vi a la bestia dormida placidamente sobre el cofre de mi auto... era negro, delgado, y rumiaba con sonidos extraños mientras dormía. Pasaron por mi mente 100 formas diferentes de acribillarla en ese momento, pero escogí la mejor.
Me acerque lentamente, armado únicamente con mis manos, si habría de vengarme lo haría por mi mismo, como un hombre lo debe de hacer.
Me encontraba ya a menos de un metro de distancia del asesino, entonces coloque mis manos abiertas, una a cada lado de mi boca y grité lo mas fuerte que pude: "EYALEHIJOELACHNGADA!!!"... el pinche gato pego un brinco como de dos metros y se subió por la pared verticalmente quien sabe como chingados, mientras algunos de los vecinos miraban como me quedé en el suelo retorciéndome de risa... jajaja todavía me duele mi riñón jajaja.
2 comentarios:
ah y antes que reclamen... es miercoles friki... y esta historia es una frikada.. asi que .. pos ni modo...
jajajajajajajajajajajajaja
q mamon
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