“El capricho Inmortal” (Relato)
El acero gris de las paredes adorna la escena del increíble hecho, próximo a acontecer.
Son ya las
Y ahí esta el, terminando lo que debía de haber finalizado hace mas de media hora, y su café...empañando el monitor de su computadora.
Es hora de presionar ese parpadeante botón, aquel al que lo escolta la intermitente luz. Pero antes, su sombrero y su abrigo.
Su silla, ya no siente esa carga, el pasillo se adorna de compañía, solitario en algún lugar el encargado de seguridad perdido en el relleno de sus donas vigila el movimiento zumbante de las pisadas de aquel que se calzaba el sombrero.
Se acerca otra vez, vuelve a su único conocido, su único compañero de trabajo, ahora si, ya es hora de descansar, para los dos. Y cortajeante su mirada desgarra aquel reloj digitalizado, de inaudible tic-tac. El reloj marcaba contundentemente las
El reloj, insólitamente acaba de atrasarse dos minutos exactos. Y por primera vez conoció esa gota de elido sudor recorriendo cada relieve y pliegue en su piel.
No entiende lo que esta pasando, y déjenme asegurarles que nadie en este mundo puede tampoco comprenderlo. Te aseguro que el esta tan desorientado como usted....
El horizonte perdiendo su eje, comienza a desviarse. O al menos eso es lo que sus pies le hacen entender...pierde el equilibrio, y ahí esta de vuelta otra vez.
Esta otra vez sentado en su silla, su sombrero y su abrigo ya no se posan sobre su ser.
Un Error en la computadora, un sueño, solo eso. Por que ahora eran ya las
Ya casi terminaba es minuto de renovación. En ese momento y un despreciable instante después de que el reloj marcarse las
Y ahí estaba el, chorreando de sudor, mojando el cuero plastificado se la silla. Cada vez que se levantaba de su silla e intentaba huir, era en vano, al marcar las
Y comprendió que acababa de entrar en un lugar de donde nadie puede siquiera intentar huir, un lugar intocable e invencible. Bienvenido a uno de los tantos errores y caprichos del tiempo. La única respuesta, el atisbo de su resurgir, estaba en el último piso, y tenia solo dos minutos para encontrarla. Sin mas segundos que inutilizar, ahí esta, rebalsando saliva de sus fauces, gastando con ferocidad la suela de sus zapatos, quemando sus manos por la fricción del pasamanos y llega ante la puerta. El barro de su bota tatúa cada contorno en la madera, las bisagras explotan y la puerta cae. Ahí esta el guardia de Seguridad, con su Dona en su mano, a punto de caerse y semi dormido el relleno de frutilla aun en su boca. Es ese repulsivo y vomitivo ser el que tiene la salvación, la que aguarda en su estuche ser tocada. Y ahí esta aquel que acaba de ser encadenado por el tiempo, toma la pistola del oficial de seguridad, tal vez sea por alguna irónica casualidad o por una broma del destino, pero por más increíble que suene, el arma...esta cargada, solo hace falta presionar el gatillo y los engranajes harán la parte más difícil, la del –BANG.
...
In entendible, ahí esta otra vez, en su silla, frente a su computadora, son las
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